Contexto Histórico
En los primeros años 30 del siglo XX, España vivía un momento de gran inestabilidad política, social y económica que se reflejaba de una forma u otra en la vida de localidades rurales de la época como Herencia.
En el terreno político a nivel estatal, en 1935 está instaurada la II República, en el segundo bienio (1933-1935) llamado radical-cedista. En esta época, el jefe de Estado era Niceto Alcalá Zamora, mientras que el gobierno estaba presidido por la derecha del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, un poder que terminaría compartiéndose con la derecha católica de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), lo que causó una gran inestabilidad. Este gobierno era de corte contrarreformista respecto al bienio reformista anterior, y estuvo marcado por el desacuerdo y la crisis constante que generaron problemas de afianzamiento de un régimen democrático.
Economía
Las primeras décadas del siglo XX vienen marcadas en el terreno económico por una industrialización sostenida y una modernización del sector servicios. También se desarrolla el sector financiero consolidándose una red bancaria privada de carácter nacional, y el comercio comienza a adquirir una gran escala e internacionalización gracias a las exportaciones favorecidas por la Primera Guerra Mundial. Todos estos cambios tienen lugar principalmente en las grandes ciudades, lo que acentúa las diferencias económicas y sociales entre las zonas rurales y urbanas materializadas en un gran éxodo rural.
En las zonas agrarias como era Herencia, a principios del siglo XX la economía seguía presentando los rasgos de un modelo arcaico del sistema productivo agrario. Durante la Segunda República, se promovió una reforma agraria para redistribuir tierras entre los jornaleros y pequeños campesinos. Esta fue una de las reformas más polémicas de la República, que en localidades agrarias como Herencia generó tantas expectativas como conflictos y tensiones sociales. A ello se suma la crisis mundial económica de 1929, que a nivel local se traduce en conflictos sociales que sufren represión.
No obstante, la actividad económica de estas localidades agrarias en los años 30 seguía descansando en una mano de obra barata y abundante y se acentúa la figura del terrateniente en zona de latifundio. En la década de los años 30, la economía de Herencia se caracterizaba por una importante actividad de negocios y comercios, aunque la principal actividad era la agricultura y la ganadería. Eran especialmente importantes los cultivos de vid, olivo y cereales como trigo, cebada o centeno. Además de la agricultura, se desarrollaban otras actividades económicas complementarias de carácter artesanal, como la elaboración de utensilios agrícolas, cestería, o la elaboración de productos derivados del campo como la elaboración del queso y vino, una actividad esencial en los años 30 en Herencia.
Desde los primeros años del siglo XX se observan numerosas actividades industriales y comerciales: había una cantera de yeso, carpinterías, fábricas de jabón, y varias industrias relacionadas con la producción agrícola: la cooperativa vinícola “La Herenciana”, fundada en 1922, varias bodegas, diez fábricas de alcoholes, dos fábricas de harina, cuatro almazaras, una fábrica de gaseosas, una fábrica de conservas vegetales y veintidós panaderías.
Sociedad
En cuanto al plano social de 1935, si bien es cierto que existía crisis y enfrentamiento social en estos meses previos a la guerra, no era evidente una división tajante en la sociedad, pues los bloques enfrentados surgen a partir del golpe militar y la posterior guerra. Antes de la guerra existía un clima de división social, pero no enfrentamiento: la inestabilidad en el seno del gobierno central junto con la crisis económica, el conflicto agrario y las trazas de desigualdad social y política que aún quedaban del antiguo sistema caciquil, eran algunos de los causantes del malestar social. Ciertamente no tardarían en empezar a calar en la sociedad los mensajes propagandísticos que terminarían enfrentando a las posturas antagónicas posteriores. No obstante, de cara a la guerra reinó entre la población un alineamiento de supervivencia que se adaptaría tras la guerra según el triunfo o el fracaso del golpe en cada localidad.
Herencia en 1935
Las imágenes de las cintas son un fiel reflejo de la sociedad en una localidad agraria de la época como era Herencia, en las que se puede apreciar la vida tan solo unos meses antes del golpe militar y el consecuente estallido de la guerra. En las acciones diarias de 1935, la sociedad no estaba tan enfrentada ni radicalizada. En la vida cotidiana de los herencianos se podría apreciar un ambiente festivo, de armonía y vecindad que se mantendría más o menos estable hasta entrado el verano de 1936.
Desde mayo de 1934, el alcalde de la localidad era Amador Rodríguez de Tembleque Jiménez Mendaño, que conservaría el puesto hasta febrero de 1936. Durante sus dos años de mandato tuvo que hacer frente a la situación social crítica derivada de la conflictividad que rodeaba la reforma agraria de la República. En Herencia, esto se materializó en una huelga general en 1934 por la bajada de sueldos, la introducción de cosechadoras y la supresión de la ley que obligaba a los propietarios a contratar solamente a obreros del municipio.
Por otra parte, durante su alcaldía tienen lugar algunos hechos reseñables que mejoraron la vida de los 9.024 herencianos. Se avanzó en el saneamiento, pavimentación y acerado de algunas calles principales como la de San Bartolomé, Tintoreros y la Plaza del Cristo. Herencia contaba tan sólo con seis unidades de enseñanza primaria, por lo que se solicitó al Director General de Enseñanza la concesión de doce unidades más para cubrir las necesidades del pueblo. Había dos médicos, un practicante y dos veterinarios municipales.
Otro importante hito de este período es solucionar el problema del abastecimiento de agua. El ayuntamiento llegó a un acuerdo con la Sociedad Fontanera para construir la Copa y toda una gran infraestructura hidráulica. Esta obra terminó en julio de 1935 en manos de Petronilo García Navas.
Prado Sánchez-Cambronero, J. F., Fernández-Caballero Díaz-Meco, A., & Gallego-Albertos Fernández-Caballero, M. (Coord. y contenidos). El alcalde de Herencia: 108 años de corporaciones municipales y vida política. Ciudad Real, Ayuntamiento de Herencia., 2009, p. 40
Fernández-Caballero Martín-Buitrago, C. M, coord. Isidro Sánchez Sánchez, pról. Herencia de nuestras calles, biografía e Historia. Herencia: Centro de Estudios Herencianos, 2010, p 34
Otras curiosidades de Herencia en 1935
A comienzos del año 1935 se establecieron dos distritos a efectos de la asistencia benéfica municipal de Herencia, constituidos por las calles y plazas siguientes:
- Distrito Primero: plaza de la Constitución, callejuela de la Concepción, Plaza del Sol, Calle de la Concepcion, Calle de San Jose, Callejuela de San Jose, Calle Honda, calle de la Rosa, calle del Fiscal, calle de Capas, calle de Camuñas, calle de Gaitan, calle de la Paz, calle de Cervantes, calle de la Chanquela, calle de la Tahona, calle de Juan Coto, calle Matallana, calle de César y calle de la zanja. Este distrito correspondía al médico titular más antiguo D. Emilio Moraleda y Tapia.
- Distrito segundo: calle de Cristo de Urda, calle de la Labradora, calle de Torres, calle de Tintorero, calle de la Vereda, callejón del Mazacote, calle de Caldereros, calle del Toledillo, calle de San Antón, calle de Santa Lucia, calle de las Caleras, calle Chica, callejuela del Prior, calle del Convento, calle Colón, calle de los Mesones, calle de la Iglesia, calle de la Misericordia, calle del Pintor, calle del Silo, calle de San Bartolomé, calle de la Cruz negra, calle de la Tercia, calle de la Cochera, calle de las Cruces, calle de la Ronda, calle de Argelillo y plaza del Cristo. Este distrito estaba adscrito al titular D. Rafael Nevado Requena.
También sabemos que durante los meses más calurosos, se impuso la obligatoriedad, para los puestos de carnes y pescados de la plaza, de abrir a las 6 de la mañana para evitar que hubiera muchas moscas. Los comercios en Herencia abrían a las 7 de la mañana y cerraban a las 10 de la noche, únicamente se cerraba para comer de 13 a 16, y los domingos se abría igual con excepción de que por la tarde se cerraba.